Todo parecía normal, tal como la vida avanza. Me encontraba de camino a algún lugar, eventualmente comprendí que no estaba despierta. Podía cambiar por completo esa realidad, mi realidad. Me acerqué a un lago que al fondo tenía una ciudad, estaba fuera de esta, extendí los brazos y comencé a volar. Recorrí ciudades enteras en cuestión de minutos.
Cuando llegó la hora del descenso pude haber cambiado todo aquél mundo con sólo pensarlo. Sin embargo, nunca llegó a mí una buena idea. Tuve la posibilidad de alterar completamente a mi modo tal lugar pero ninguna idea era extraordinaria, tenía todo el poder, apesar de eso la única idea que me pareció buena a realizar -volar- ya la había experimentado. Después de haber volado no podía siquiera pensar en algo más extravagante que eso.
Al fin y al cabo debo confesar que mi subconsciente, y seguramente mi consciente, no está listo para tal magnitud de libertad, como tengo, tuve miedo de modificar aquél mundo, porque realmente era algo que sabía podría modificar mi mundo interno y con eso yo.
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